La tecnología y las pantallas como herramientas de trabajo y entretenimiento pueden ser muy útiles para toda la familia. Sin embargo, su uso excesivo puede llevar a que cada miembro de la familia se aísle en su propia burbuja digital.
Desde pequeños, nuestros hijos nos observan y aprenden de nosotros a utilizar las pantallas. Juegan a hablar por teléfono, a escribir o trabajar en su tablet de juguete, a sacar fotos. A su vez, nosotros los ponemos a ver dibujitos en la tele o a usar juegos electrónicos cuando necesitamos que se entretengan sin interrumpirnos.
Aunque conectarlos a las pantallas puede ser de gran ayuda en ciertas situaciones, a menudo se convierten en oportunidades perdidas de conexión e intercambio cuando se las damos para que nos dejen tranquilos. Esto hace que les cueste interesarse y disfrutar de otras actividades que no sean tan estimulantes como las pantallas.
Muchos adultos también hemos caído en el uso adictivo de las pantallas y nos resulta difícil controlar y enseñar a nuestros hijos a utilizarlas de manera racional. Además, las pantallas pueden generar dependencia al ofrecer una satisfacción inmediata que lleva a desear más y más.
Para que los niños usen menos las pantallas, solemos sobornarlos utilizándolas como premio o castigo. Sin embargo, esto no les enseña a regular su uso por una motivación interna, sino que dependen de una motivación externa para lograr algo. Esto no les permite desarrollar un adecuado criterio personal de uso y empobrece otros aspectos de sus vidas y relaciones.
En lugar de utilizar las pantallas como premio o castigo, sería mejor enseñarles sobre tiempos y prioridades. De esta manera, aprenderían que hay tareas y responsabilidades que deben cumplir antes de utilizar las pantallas para divertirse. Además, es importante imponer consecuencias naturales y/o lógicas en lugar de amenazas de castigo.
Enseñar a los niños a utilizar las pantallas de manera adecuada y criteriosa es un desafío, ya que muchos de nosotros no aprendimos esto de pequeños. Sin embargo, es importante que como padres nos esforcemos en enseñarles un uso equilibrado de las pantallas para que puedan regular sus propias decisiones y conductas de manera inteligente.
Las pantallas pueden ser herramientas útiles, pero su uso excesivo puede llevar a la desconexión y la dependencia. Es responsabilidad de los padres enseñar a los niños a utilizarlas de manera equilibrada y a desarrollar un criterio propio de uso.