En las últimas semanas, a través de los diferentes artículos publicados, hemos explorando los cambios culturales que se están gestando en nuestra comunidad nacional. Nos referimos a la batalla cultural que se libra, de la guerra simbólica y de cómo contrarrestar esta ofensiva globalista que se desarrolla en este teatro de operaciones, que es Argentina. Es un momento en el que se requiere una profunda reflexión sobre nuestra identidad nacional y los valores que la sustentan.
En este contexto, se vuelve esencial recordar las raíces de dos fuerzas políticas movimientistas fundamentales en Argentina: la Unión Cívica Radical y el Justicialismo. Ambas tienen una historia rica y compleja que ha influido en el desarrollo de la cultura política y social de nuestro país.
La Unión Cívica Radical, fundada por Leandro Alem, es una fuerza que ha abogado por la defensa de los valores democráticos y republicanos desde su origen. Alem bregaba por la instauración de un sistema democrático que respetara la voluntad popular y garantizara la participación del pueblo en el gobierno. La noción de un “hombre virtuoso” que actúa en beneficio del bien común era un principio central en la doctrina radical. Este ideal debe seguir siendo relevante hoy en día, ya que la democracia y la participación son fundamentales para el desarrollo de cualquier comunidad.
Por otro lado, el Justicialismo, impulsado por el Gral. Juan Domingo Perón, promovió la idea de “comunidad organizada”. Perón entendía que la comunidad nacional debía estar organizada en torno a un proyecto de bienestar común. Este enfoque ponía énfasis en la justicia social, la solidaridad y la libertad de todos los sectores de la comunidad en el proceso de su realización. La comunidad organizada debe seguir siendo un concepto fundamental para abordar los desafíos actuales en Argentina, especialmente en un mundo en constante cambio. Es decir, debe ser la montura para cabalgar los cambios que va produciendo la propia evolución de la historia.
Ambos movimientos, transformados en Partidos Políticos, en su origen, abrazaron ideales de justicia, participación democrática y bienestar social. Sin embargo, a lo largo de los años, han experimentado transformaciones y desviaciones ideológicas, principalmente por la transversalidad socialdemócrata o Socialismo S.XXI. En un momento en que la identidad nacional y los valores argentinos se ven amenazados por fuerzas globales, es esencial que estas dos fuerzas políticas recuperen sus raíces y se unan en un frente común en defensa de los intereses nacionales.
La batalla cultural, mencionada anteriormente se basa en la defensa de nuestra identidad como nación. La Argentina es una tierra de diversidad, donde distintos pensamientos y enfoques políticos pueden convivir y contribuir al bienestar común. La unión de la UCR y el Justicialismo en torno a valores compartidos de democracia, justicia social y participación puede ser un paso importante para contrarrestar la influencia de las fuerzas globalistas que buscan socavar nuestra identidad y nuestra soberanía.
Es hora de que ambas fuerzas retornen a sus orígenes, recordando la visión del hombre virtuoso de Alem y la comunidad organizada de Perón. Al hacerlo, podrán forjar un camino hacia un futuro en el que Argentina pueda mantener su identidad, defender sus valores y superar los desafíos que enfrenta en un mundo cada vez más complejo. La unión de estos ideales puede ser la clave para el fortalecimiento de nuestra nación en estos tiempos de cambio.
En definitiva, ambos movimientos, convertidos en partidos políticos, deben volver a sus fuentes doctrinarias, y dejar de lado las alianzas oportunistas y espurias que los han alejado de sus bases y de su razón de ser. Alianzas con liberales y progresistas que pretende imponer un modelo cultural ajeno a nuestra idiosincrasia y a nuestra historia.
Debemos trabajar en conjunto como lo hizo el FORJISMO yrigoyenista con el gobierno de Juan Perón, continuar el camino iniciado con el abrazo de Perón-Balbín, basado en el respeto mutuo, el diálogo sincero y la búsqueda de crear mayorías. Una alianza que no sea una mera suma de votos o cargos, sino una verdadera síntesis superadora que incorpore lo mejor de cada tradición política. Una alianza estratégica que tenga como objetivo recuperar los valores y principios de nuestra identidad nacional, como la libertad, la democracia, la justicia social, la soberanía popular, el federalismo, los gobiernos locales a través de las autonomías municipales y el continentalismo o Patria Grande que soñara José Artigas, el primer hispanoamericano libre.
Luis Gotte
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro 2022.
Mar del Plata