En México, la celebración de la muerte es un motivo de alegría que se manifiesta a través de coloridos altares, panteones decorados, calles adornadas con la flor de cempasúchil, alimentos, bebidas, música, calaveras y catrinas, todo en honor a aquellos que ya han partido.
El culto a la muerte
Cada sociedad enfrenta la muerte de manera única, y los mexicanos lo hacen de forma especial. Durante varios días, se llevan a cabo festividades y rituales para recordar a familiares y seres queridos cuyas almas, según la tradición, regresan por una noche para compartir con los vivos. Esta celebración se extiende desde finales de octubre hasta el 2 de noviembre, dedicado a los niños y adultos fallecidos, respectivamente.
Para recibir a los difuntos y honrar su regreso al mundo terrenal, se crean altares llenos de colores, sabores y olores: flores de cempasúchil, calaveras de azúcar, pan de muerto, velas, frutas, vino, mole y otros manjares preferidos por los antepasados.
El Día de Muertos tiene sus raíces en las culturas indígenas de Mesoamérica, que se fusionaron con las creencias católicas, creando una festividad en constante evolución a lo largo del tiempo.
Durante la época prehispánica, las culturas indígenas realizaban rituales funerarios que incluían ofrendas de comida y flores para guiar a los difuntos en su viaje al Mictlán, el lugar de los muertos. Con la llegada de los españoles, se incorporaron elementos del catolicismo que se mezclaron con las prácticas indígenas, como las cruces y las bebidas alcohólicas en las ofrendas.
Otro aspecto destacado de esta festividad son las “calaveritas”, que surgieron a finales del siglo XIX y están relacionadas con las ilustraciones de José Guadalupe Posada, creador de “La Catrina”, uno de los símbolos más reconocidos del Día de Muertos.
A lo largo de los años, se han sumado nuevas prácticas a la celebración, reflejando la evolución generacional de esta festividad. El desfile de catrinas en la Ciudad de México es un ejemplo de cómo el Día de Muertos ha trascendido fronteras y se ha convertido en una celebración global.
El Día de Muertos en México es una festividad única que combina tradiciones indígenas y católicas, evolucionando con el tiempo y enriqueciéndose con nuevas prácticas que mantienen viva la memoria de los seres queridos que han partido.