Hace muchos años, Hamlet Lima Quintana, un bonaerense nacido en Moreno, dijo: “La razón por la cual comprendí claramente que no permitir que el pueblo tenga acceso a la cultura es un hecho que integra un verdadero y siniestro plan para destruir la cultura de ese mismo pueblo”. Esta afirmación destaca la importancia crucial de la cultura en la vida de las personas. La cultura, en todas sus expresiones, es una parte esencial de nuestra identidad y cumple un rol fundamental en la comprensión de nuestro lugar en el mundo. Cuando se les niega a las personas el acceso a la misma, se les priva de su derecho intrínseco a entender su propia identidad y su conexión con el universo que le rodea.
La cultura, además de ser un reflejo de la identidad de una comunidad nacional, también funciona como un medio para preservar su historia y sus tradiciones, sus decires y saberes. Sus cosmovisiones, que la hacen ser una nación y no otra cosa. Cada comunidad, a lo largo del tiempo, ha desarrollado su propia manera de comprender y relacionarse con el mundo que la rodea. Cuando se produce la pérdida de la cultura, se está, en realidad, perdiendo una parte valiosa de la historia y las tradiciones de esa comunidad. Esta pérdida tiene consecuencias profundas, como la desaparición de la identidad cultural y el debilitamiento del tejido social que mantiene unida a esa comunidad.
En la actualidad, nuestra patria está experimentando una serie de cambios que han generado controversia. El ingreso a la Internacional Progresista, la alineación con el Grupo de Puebla y el uso del lenguaje inclusivo, entre otros, son algunos de los dispositivos que se están utilizado para promover una agenda política perjudicial para nuestros pueblos. Estos dispositivos son parte de un plan más amplio del colonialismo del S.XXI para debilitar nuestras culturas y comunidades.
Por lo tanto, es imperativo que se realicen esfuerzos constantes para preservar y promover la cultura en todas sus manifestaciones. Esto incluye el acceso a la educación, las artes y las humanidades, ya que estas áreas son vitales para la transmisión y enriquecimiento de las expresiones culturales. Al hacerlo, no solo estamos garantizando que las generaciones futuras tengan acceso a su propia historia de su tierra y tradiciones culturales, sino que también estamos fomentando una mayor comprensión y respeto por las diversas culturas que enriquecen nuestro mundo.
Por lo tanto, negar a la población el acceso a la cultura es un acto de grave negligencia que puede tener consecuencias devastadoras para una comunidad. Por ende, es fundamental que se realicen esfuerzos continuos para preservar y promover la cultura en todas sus formas, ya que solo de esta manera podemos asegurarnos de que las generaciones venideras tengan la oportunidad de conectarse con sus raíces y heredar el rico legado de sus tradiciones culturales. La cultura es un tesoro invaluable que debe ser protegido y compartido, ya que en su diversidad y profundidad reside la riqueza de la humanidad.
Luis Gotte
La pequeña trinchera