Descubren a estafadores virtuales en Tandil.
En agosto del año pasado, un residente de Tandil descubrió que su cuenta de una aplicación de inversiones había sido hackeada, lo que resultó en una pérdida de 30.000 dólares. Sin embargo, esta no fue la única cuenta afectada, ya que los ciberdelincuentes también tuvieron acceso a su correo electrónico y utilizaron esa información para acceder a otras aplicaciones. De inmediato, la víctima presentó una denuncia y ahora, finalmente, la Justicia ha logrado identificar a los estafadores, quienes resultaron ser miembros de una familia con sede en la Capital.
La Policía de la Ciudad, bajo la orden de una fiscalía descentralizada de Tandil, llevó a cabo dos allanamientos en los barrios de San Telmo y Balvanera, lo que resultó en la detención de cuatro sospechosos relacionados con estas estafas en línea. Todos los detenidos pertenecían a la misma familia, liderada por el jefe de la banda, quien ya tenía antecedentes por delitos similares. Durante los allanamientos, se incautaron diez teléfonos celulares, nueve computadoras portátiles, 19 tarjetas de crédito, 5000 dólares en efectivo y un revólver.
El ministro de Seguridad de la Ciudad, Waldo Wolff, elogió la colaboración entre la fiscalía especializada y los oficiales de la División de Cibercrimen, destacando su papel en la desarticulación de esta banda de estafadores. Wolff también hizo hincapié en la importancia de contar con una fuerza de seguridad moderna y bien equipada para combatir este tipo de delitos.
En una reunión en la sede del Departamento Central de la Policía de la Ciudad, se congregaron el jefe de la Policía de la Ciudad y Secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz; el fiscal general del Departamento Judicial Azul, Marcelo Sobrino; el fiscal a cargo del área de Investigación de Ciberdelitos de Azul, Lucas Moyano, y el superintendente de Lucha contra el Cibercrimen de la Policía de la Ciudad, comisario general Carlos Gabriel Rojas.
En el encuentro, Kravetz resaltó la importancia de la tecnología de vanguardia con la que cuenta la Superintendencia de Cibercrimen para apoyar y colaborar con la Justicia en la lucha contra las nuevas formas de delincuencia.
La investigación llevó varios meses y fue tan compleja que la Unidad Especializada en Ciberdelitos de Azul solicitó la asistencia de la Superintendencia de Lucha contra el Cibercrimen de la Policía de la Ciudad.
En este caso en particular, los delincuentes transfirieron los 30.000 dólares robados a diferentes cuentas bancarias, convirtiéndolos posteriormente a moneda nacional a través de la venta de dólar MEP. Luego, retiraron 31 millones de pesos en efectivo de una sucursal bancaria en la Ciudad de Buenos Aires. Cuando la víctima se dio cuenta de que había perdido el control de su correo electrónico y de que habían cambiado la contraseña de su cuenta de inversión, logró restablecerla a través de la propia aplicación. Sin embargo, los estafadores volvieron a hackear las aplicaciones y comenzaron a enviarle repartidores a su domicilio y a realizarle amenazas telefónicas.
Ante esta situación, la Unidad Fiscal Especializada en Investigación de Ciberdelitos de Azul solicitó la intervención de la División Investigaciones Especiales de Cibercrimen de la Policía de la Ciudad para identificar a los culpables.
Como resultado de la investigación, quedó demostrado que se trataba de una organización delictiva compuesta por familiares y allegados, siendo el principal sospechoso una persona con antecedentes por estafas continuadas. Los investigadores pudieron rastrear las operaciones bancarias y determinaron que algunas de las cuentas que recibieron parte del dinero robado pertenecían a parientes y conocidos de los delincuentes, revelando una red organizada para la comisión de fraudes informáticos y desvío de fondos.
Además, se analizaron las direcciones IP de las cuentas receptoras y se realizaron investigaciones sobre las antenas telefónicas, lo que permitió establecer que los lugares de retiro del dinero y las personas investigadas coincidían.
En consecuencia, la Justicia ordenó la realización de cuatro allanamientos, dos de ellos en los barrios de San Telmo y Balvanera, y la detención de los cuatro implicados, incluido el líder de la banda y dos mujeres de la familia.
El principal acusado ya tenía numerosos antecedentes penales por falsificación de documentos privados, asociación ilícita, encubrimiento agravado, hurto, fraude y falsificación de moneda, delitos cometidos entre 2002 y 2016. Durante los allanamientos, las autoridades incautaron diez teléfonos celulares, más de 700.000 pesos, más de 5000 dólares, nueve computadoras portátiles, 19 tarjetas, dos CPU y documentación relevante para la investigación.
Adicionalmente, se encontró un revólver Smith & Wesson calibre 357 Magnum, lo que llevó a una imputación adicional por tenencia ilegal de arma de guerra, solicitada por la Fiscalía Este de Flagrancia Penal, Contravencional y de Faltas del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.