Sentate tranquila, mirá para arriba como si quisieras ver tus propios párpados, cerrá los ojos, respirá profundo, de nuevo, una vez más, seguí mis palabras, una escalera, bajala, entrá más profundo…. ¿Qué recordás? Así arranca la sesión que se extiende por dos horas y media. La guía, Paula Echeverria, una de las pocas especialistas en el método que hay en la Argentina.
La consulta de Terapia Transformacional Rápida, creada por la reconocida psicóloga inglesa Marisa Peer, sorprende por sus resultados en una sola consulta que puede durar hasta tres horas.
Paula es una mujer de 47 años, licenciada en Comercio Internacional con un MBA en Di Tella, que fue mejor promedio y cumplió todos los casilleros del “deber ser”. Hizo una carrera corporativa en tiempo récord, a los 25 años ya tenía su propio departamento y su potencial anticipaba una carrera arrolladora en las organizaciones. Trabajó en empresas como el ABN Amro, Nidera, Shell y en la papelera Smurfit Kappa.
La decisión de dejar el sueldo seguro a fin de mes y los beneficios corporativos le costó. Le gustaba “pertenecer” pero en su interior la movía su real pasión: “ser médica”. “Siempre buscaba alguna actividad que me conectara con eso”, reflexiona y recuerda cuando estudió clown y terminó siendo payamédica en Casa Cuna. También estudió magia y mientras analizaba inversiones en la industria petrolera, iba a los hospitales a entretener a los chicos internados, muchos de ellos enfermos terminales. “Abandoné la magia cuando falleció uno de los chicos que visitaba frecuentemente”, relata. “Ese fue el momento en el que empecé a aprender a trabajar cómo manejar temas como la vida, la muerte y el dolor”, agrega.
En 2011 hizo un clic y decidió dar un vuelco en su vida: dejó el mundo corporativo y comenzó a realizar consultoría en mejora de procesos mientras conectaba con otros caminos: se formó en constelaciones organizacionales pero en pandemia cuando el teléfono dejó de sonar y se quedó sin clientes por la coyuntura, descubrió la Terapia Transformacional Rápida (Rapid Transformational Therapy, RTT por sus siglas en inglés). Se trata de un método, desarrollado y perfeccionado durante más de 30 años por la terapeuta de renombre mundial Marisa Peer, basado en la ciencia de la neuroplasticidad. Combina los principios más eficaces de la hipnoterapia con la psicoterapia, la programación neurolinguística, la terapia cognitivo conductual y la neurociencia.
Si bien su conexión con la RTT comenzó en 2020, Echeverria ya tenía una cabeza que analizaba los sucesos de la vida “out of the box”. De hecho, cuando en 2011 le diagnosticaron hipertiroidismo con una taquicardia que la limitaba en su vida diaria se planteó: “Yo me enfermé y tengo que curarme para ser mamá”. “Fue muy curioso porque mi mamá también tenía esa enfermedad y lo que me habían dicho cuando era más chica era que tenía el gen y que era probable que la desarrollara cuando quedara embarazada y cuando arranqué con los preparativos y la toma del ácido fólico, surgió”, recuerda.
Así fue como en ese momento, que aún no conocía la RTT, optó por hacer canto, un curso de comida crudivegana, técnicas de respiración a diario y hasta terapia neural, que trabaja sobre el sistema nervioso vegetativo con el fin de facilitar los mecanismos de autocuración del organismo enfermo para que él busque su propio orden mediante estímulos en puntos específicos de ese sistema.
“Al salir del consultorio con el diagnóstico me prometí que yo no iba a tener hipertiroidismo de por vida. Intuía que un evento emocional me lo había causado”. A los tres meses ya estaba revirtiendo los síntomas, a los seis, ya no tomaba medicación y a los dos años comenzó a buscar ampliar la familia. “Cuando voy al médico, generalmente no creen que haya tenido hipertiroidismo porque se supone que no tiene cura. Eso es lo que hago hoy. Hacer que crean que un cambio es posible”, relata en la charla con LA NACION.
Marisa Peer fue nombrada mejor terapeuta de Gran Bretaña por la revista inglesa Tatler y es autora de la plataforma Mindvalley especializada en meditación, la curación y la manifestación. Entre los pacientes que trató en los últimos 25 años se incluyen personalidades de la realeza, estrellas de rock, actores de Hollywood, atletas olímpicos, directores generales de compañías multimillonarias y líderes políticos. Echeverria reconoce que una de las fortalezas de esa terapia son los efectos inmediatos: los temas se pueden resolver en una, dos o tres sesiones.
-¿Cómo se hace?
-En esta terapia se utilizan diferentes herramientas, de acuerdo con la historia y el tipo de trastorno o necesidad que surja en cada sesión. Utiliza la hipnosis para acceder al subconsciente y obtener la información necesaria para entender lo que realmente está sucediendo de raíz.
La mente tiene distintas dimensiones: la consciente y la subconsciente. Una es la pensante, a cargo del análisis de todo. Por el otro está la subconsciente: una especie de piloto automático que regula cómo se respira, cómo bombea el corazón, el parpadeo de los ojos. Se trata, por tanto, de la que nos mantiene vivos. En verdad, desde el subconsciente se opera el 95% de las veces, dado que se trata de una forma de ahorrar energía. Actúa como una biblioteca gigante que almacena todo lo que se ha experimentado y esas huellas moldean la comprensión del mundo. Se trabaja sobre el subconsciente, el disco rígido que acumula información sobre tu vida, tus experiencias, las situaciones traumáticas que hicieron que el cuerpo reaccione de una determinada manera y genere determinados síntomas o hábitos. Por ejemplo, tuve un caso de una persona que hacía dieta y no podía adelgazar porque tenía el metabolismo lento y durante la sesión recordó que, como su madre tenía una enfermedad mental, se olvidaba de darle de comer cuando era bebé. Entonces, esa persona desarrolló ese metabolismo lento para sobrevivir. Lo que se trabajó en la sesión fue la desprogramación de ese patrón y que el cerebro entienda que ya no era necesario acumular reservas en forma de grasa.
-¿Cómo se logran conjugar las diferentes herramientas y terapias: neurociencias, hipnosis, constelaciones?
-Según la historia y tipo de trauma que emerja en la sesión, son las herramientas que utilizo. Es como cuando te lastimás, que según la herida, ves si conviene cepillar, pasar jabón blanco, agua oxigenada o suturar.
-¿Qué la diferencia con una terapia tradicional?
-La principal es que generalmente en una sesión se puede destrabar el problema a tratar. En la terapia tradicional hablás y hablás, sos como un perro que se persigue su propia cola y avanzás muy lento. En RTT se va al epicentro del trauma que causa un comportamiento no deseado, como puede ser la ansiedad. Es, por lo tanto, una opción mucho más alineada con los tiempos que corren, donde el ir a hablar semana a semana de lo mismo, por años, ya no es una alternativa tan válida para la mayoría. En hipnosis, por ejemplo, puede recordarse en el vientre materno o con apenas meses de vida. Incluso, estando en coma. Con la terapia tradicional, en cambio, eso es imposible y se mantiene, durante mucho tiempo, analizando la punta del iceberg. En ese punto, la RTT apunta a recorrer la historia de la persona para descubrir, comprender y sanar eso que generó un patrón de pensamiento o conducta dañino, disfrazado de un mecanismo de defensa o de supervivencia.