La filosofía, considerada como la madre de todas las ciencias, reflexiona sobre la naturaleza, las causas y los efectos de las cosas del hombre y del universo. Busca responder a una variedad de problemas fundamentales, como la existencia y el ser, el conocimiento y la razón lógica, la ética y la estética, los valores y la creencia religiosa.
Ella expresa la forma en que una comunidad determinada comprende el mundo y se orienta en él. América hispana tiene su mirada de mundo, que es propia de su pueblo y no es producto de elaboraciones científicas, como lo son el liberalismo o la progresía en Europa, que se sostienen en las urbes cosmopolitas. Por eso, cuando se impone una nueva matriz ideológica que no es parte del pueblo, se altera el reflexionar filosófico y, por lo tanto, también otras disciplinas que se basan en ella, como la ética, la psicología, la pedagogía y la sociología.
La ética es la rama de la filosofía que se ocupa de los valores morales y las normas de conducta que influyen en las decisiones que tomamos, definiendo lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo y lo que es injusto, lo que es digno y lo que es indigno. La psicología, estudia los procesos mentales y el comportamiento de los seres humanos, analizando cómo pensamos, sentimos, aprendemos, recordamos, comunicamos y nos relacionamos con los demás para ayudarnos a comprendernos a nosotros mismos y a los demás. La pedagogía, se ocupa de la educación y la formación de las personas. Establece los fines, los medios y los métodos de la enseñanza y el aprendizaje, ella determina cómo se transmite el conocimiento, cómo se desarrollan las capacidades y cómo se fomentan los valores. La sociología, estudia las relaciones sociales entre las personas humanas, examinando cómo se organiza la comunidad, se constituyen los grupos, se generan los conflictos y cómo se producen los cambios, entendiendo el contexto histórico, cultural y político en el que vivimos.
Si cambiamos nuestra matriz filosófica, humanista y cristiana, cambiamos también nuestra ética y, en consecuencia, nuestra psicología, nuestra pedagogía y nuestra sociología. Estos cambios suceden porque se modifica la base de nuestra concepción de la realidad. Es indudable que esto es lo que viene pasando con nuestro pueblo ante el avance del globalismo y su mejor dispositivo: la progresía.
Ahora, ¿Qué significa cambiar la base de nuestra concepción filosófica de la vida argentina? Significa adoptar una nueva visión del mundo, una nueva forma de entender la realidad, una nueva manera de pensar y actuar. Significa asumir una nueva identidad, una nueva cultura, un nuevo relato de la historia. Significa construir un nuevo proyecto de país, una nueva sociedad más individualista y egoísta, materialista y consumista. Una nueva relación con la democracia, la representación política, la república y el federalismo. El autoritarismo de las minorías.
Este cambio no es algo fácil ni rápido. Es un desafío que requiere voluntad, compromiso y responsabilidad. Es una tarea que implica educación, investigación y difusión. Es una obra que demanda participación, cooperación y consensos. Este cambio no es algo casual ni natural. Es el resultado de un proceso colonialista que ha ido madurando a lo largo de los años. Un proceso impulsado desde las universidades, medios de comunicación, corrientes partidarias e intelectuales que son funcionales y cómplices del mismo.
Este cambio de mirada filosófica no es algo aislado ni marginal. Es un fenómeno que afecta a todos los ámbitos de la vida de nuestra comunidad nacional. Perjudicándonos a todos.
Es es una realidad que ya está en marcha. Se ve en las escuelas, en los colegios y Universidades. Su objetivo final es desaparecer al Ser Argentino, que es hispanoamericano.
Ser argentino es una forma de ser, de sentir, de pensar y de actuar que nos identifica como parte de una nación. Es una identidad que se constituye a partir de nuestra historia, cultura, ambiente geográfico y cierta unidad de concepción. Ser argentino es una vocación que nos impulsa a buscar el bien común, la justicia social, la soberanía nacional y la unidad continental.
Ser argentino implica reconocer y valorar nuestra herencia hispanoamericana, que nos ha dado una riqueza cultural, lingüística y religiosa única en el mundo. Implica también apreciar nuestra pluralidad de expresiones artísticas, musicales, literarias y gastronómicas, que nos han dado una creatividad y una originalidad incomparables. Implica, además, admirar nuestra gran variedad de paisajes naturales, desde las cumbres andinas hasta las costas atlánticas, pasando por las pampas, las selvas, los lagos y los glaciares, que nos han dado una belleza y una biodiversidad extraordinarias. Implica, por último, ser conscientes de que somos la puerta de entrada a la Antártida, que tenemos una gran riqueza de minerales y recursos energéticos como alimentarios, y que esto nos convierte en objetivos geopolíticos apetecibles por las potencias colonialistas y sus empresas.
Ser argentino supone asumir y aprender de nuestra historia, con sus luces y sus sombras, con sus logros y sus errores, con sus héroes y sus villanos. Supone honrar y continuar la obra de nuestros grandes hombres, militares como civiles, que nos han legado los ideales de libertad, justicia y solidaridad. Supone enfrentar y superar los desafíos de nuestro presente, con sus oportunidades y sus amenazas, con sus fortalezas y sus debilidades, con sus avances y sus retrocesos. Supone sintetizar nuestro desafío en una sola palabra: insubordinación…a la colonialidad cultural progresista.
Ser argentino significa tener y defender unos valores y unos principios que nos guían como individuos y como comunidad. Algunos de estos valores y principios son:
- El patriotismo, que es el amor a la patria, el orgullo de pertenecer a ella y el compromiso de defenderla ante cualquier agresión externa o interna.
- La solidaridad, que es la disposición a ayudar a los demás, especialmente a los más necesitados, sin esperar nada a cambio.
- La democracia social, que es el sistema político que respeta la voluntad popular, garantiza los derechos humanos y fomenta la participación de todos.
- La justicia social, que es el principio moral que exige dar a cada uno lo que le corresponde, según el mérito o la necesidad.
- La libertad, que es el derecho de cada persona a elegir su propio destino, sin interferencias ni coacciones. De realizarse como persona humana en una comunidad que también se realiza.
- La Patria Grande, que es el sueño de Artigas, Ugarte, Alem y Perón de integrar a los países latinoamericanos en una comunidad política, económica y cultural.
Estas son algunas de las características inherentes que hacen al Ser Nacional argentino. Estas son las características que nos hacen diferentes a otros pueblos del mundo, pero que nos acerca y asemejan a los pueblos de la América Hispana, y que nos permiten compartir un sentimiento de pertenencia, un proyecto de futuro y un sueño de grandeza. Estas son las características que nos unen como pueblos y como nación. Estas son las características que nos hacen argentinos hispanoamericanos y el colonialismo quiere hacer desaparecer negando nuestra filosofía.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Mar del Plata