La provincia de Buenos Ayres es una tierra de contrastes, donde convergen gauchos, trabajadores, poetas, escritores, estudiantes, soñadores y paisanos de distintas comunidades. En esta extensa región de llanuras, se encuentra una abundancia de recursos naturales como el agua cristalina, la tierra fértil y el aire puro, que debiera ser el motor de un presente próspero para sus habitantes. Sin embargo, a pesar de su inmenso potencial, estamos empobrecidos y desorganizados.
Una de las preocupaciones más apremiantes es la pérdida de relevancia de la educación y el aprendizaje en la vida de los jóvenes bonaerenses. En un momento en que la formación y el conocimiento son claves para el desarrollo individual y colectivo, es alarmante ver cómo los adolescentes ya no se sienten libres para soñar y aprender. Esta situación no solo limita su realización personal, sino que también compromete la realización de la propia comunidad bonaerense.
Una de las consecuencias más graves de esta situación es que muchos se ven atrapados en un ciclo de desesperación. Las drogas y el delito han encontrado terreno fértil en este escenario, llevando a una situación de inseguridad y desesperanza. El creciente suicidio como los problemas de Salud Mental son consecuencia directa de esta situación en que está sumergida la provincia.
El hambre es otra sombra que se cierne sobre nuestra Buenos Ayres. A pesar de sus ricos recursos agrícolas y ganaderos, muchos de nosotros luchamos diariamente por conseguir alimentos suficientes para nuestras familias. Esta contradicción entre la abundancia de la tierra y la escasez en la mesa es un tremendo golpe a los relatos políticos, y exige soluciones urgentes.
Los pueblos bonaerenses, sus Delegaciones Municipales, se están levantado en busca de respuestas a sus problemas. La autonomía comunal es una de las demandas más destacadas, con la intención de fortalecer a sus comunidades locales y permitirles tomar decisiones que beneficien directamente a sus vecinos. Asimismo, requieren el reconocimiento de Nuevos Municipios, como el fomento de regionalismos productivos que aprovechen las potencialidades de cada región provincial.
Sin embargo, Diputados y Senadores bonaerenses optan por mirar a otro lado en lugar de abordar estas cuestiones cruciales. El gobierno centralista, con una historia que se remonta a 1861, ha mantenido su posición de autoritarismo sin prestar atención a las necesidades y deseos de sus vecinos. Esta falta de representación local se refleja en la ausencia de gobernadores nacidos en la provincia y en la desconexión entre la conducción gobernante y la realidad cotidiana de los pueblos.
A pesar de estos desafíos, existe una chispa de esperanza en Buenos Ayres. Esta provincia, con su potencial inmenso y sus riquezas naturales inconmensurables, está lejos de haber agotado todas sus posibilidades. Si recorremos la provincia, tendremos una imagen reveladora que nos permitirá descubrir la belleza y la diversidad de la provincia. Sin embargo, a medida que uno se adentra en la realidad de las comunidades locales, también surgen cuestionamientos sobre por qué la miseria y la pobreza persisten en una tierra tan rica.
La respuesta a esta pregunta solo podrá encontrarse si se escucha el latir de esta tierra y el clamor del pueblo bonaerense. La tierra, con su fertilidad y generosidad, brinda indicios de las posibilidades que ofrece. El pueblo, con su diversidad y su espíritu luchador, tiene la clave para desbloquear el potencial inexplorado de la provincia. Para ello, los políticos deben ser hijos de esta tierra, tener bien en claro la identidad bonaerense y, comprender que son representantes de la tierra y su pueblo, no de las ideologías europeas imperantes.
Para empezar a revertir esta situación, es fundamental que se restablezca la importancia de la educación en la vida de los jóvenes. La formación no solo les proporcionará herramientas para constituir un futuro mejor, sino que también promoverá el pensamiento de disensos y una participación activa en la comunidad. El acceso a una educación de calidad es un derecho fundamental que debe ser garantizado.
Además, es crucial que se les otorgue la autonomía con sus Cartas Orgánicas que demandan nuestros pueblos. El reconocimiento de nuevos municipios y el impulso del regionalismo son pasos necesarios para vigorizar al Municipio y sus Delegaciones Municipales, permitiéndoles tomar decisiones que beneficien directamente a sus vecinos.
El gobierno centralista debe replantear su enfoque y abrirse a la realidad de la provincia. La inclusión de gobernadores bonaerenses, que conozcan y comprendan las necesidades de su tierra y su gente, es esencial para una representación más efectiva. Los intendentes, a su vez, deben abordar activamente los problemas que afectan a sus municipios, especialmente la problemática de las drogas y el delito, para garantizar un ambiente más seguro y próspero para sus jóvenes.
La lucha por la refundación de la Provincia de Buenos Ayres es una empresa desafiante, pero es una causa que vale la pena emprender.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro
y “Buenos Ayres Humana II, la hora de tu Intendente” en preparación.
Mar del Plata