“El tres veces presidente de los argentinos, Juan Domingo Perón, decía que “la Historia, para que no se repita, hay que leerla”. Esta máxima, como tantas otras del General, lamentablemente no es aplicada por sectores del movimiento nacional y popular que se alejaron de la doctrina peronista para lanzarse a navegar por el océano de la política sobre una balsa de madera. Por este motivo, la vigencia casi planificada de aquel memorable discurso pronunciado por Perón el 12 de junio de 1974, ante el pueblo que se autoconvocó a la Plaza de Mayo luego de que el General amagara con renunciar aquella mañana, ante la falta de respuesta de algunos dirigentes de la CGT y la CGE que meses previos habían firmado un “Pacto Social”, se transformó sin quererlo en la despedida del líder ante su pueblo, y su discurso fue uno de los más importantes que haya pronunciado. En aquel mediodía de hace 44 años, Perón afirmaba: “Yo sé que hay muchos que quieren desviarnos en una u otra dirección; pero nosotros conocemos perfectamente bien nuestros objetivos y marcharemos directamente a ellos, sin dejarnos influir por los que tiran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda”. De cara a las elecciones del 2019, y ante el fortalecimiento de la oligarquía que se produce en base a la debilidad y división de los sectores que habitan en el amplio campo nacional y popular, sería bueno que éstos revean la doctrina justicialista y tomen en cuenta la advertencia realizada por el General hace 44 años: similar en varios puntos al actual acontecer político“, declaró Maximiliano Borches.
En aquel discurso El General dijo: “Si llegó a percibir el menor indicio que haga inútil ese sacrificio, no titubearé un instante en dejar este lugar a quienes lo puedan llenar con mejores probabilidades”
El discurso completo, aquí:
“Compañeros:
Retempla mi espíritu estar en presencia de este pueblo que toma en sus manos la responsabilidad de defender la patria. Creo, también, que ha llegado la hora de que pongamos las cosas en claro. Estamos luchando por superar lo que nos han dejado en la República y, en esta lucha, no debe faltar un solo argentino que tenga el corazón bien templado.
Sabemos que tenemos enemigos que han comenzado a mostrar sus uñas. Pero también sabemos que tenemos a nuestro lado al pueblo, y cuando éste se decide a la lucha, suele ser invencible.
Hoy es visible, en esta circunstancia de lucha, que tenemos a nuestro al pueblo, y nosotros no defendemos ni defenderemos jamás otra causa que no sea la causa del pueblo.
Yo sé que hay muchos que quieren desviarnos en una o en otra dirección; pero nosotros conocemos perfectamente bien nuestros objetivos y marcharemos directamente a ellos, sin dejarnos influir por los que tiran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda.
EI Gobierno del Pueblo es manso y es tolerante, pero nuestros enemigos deben saber que tampoco somos tontos.
Mientras nosotros no descansamos para cumplir la misión que tenemos y responder a esa responsabilidad que el pueblo ha puesto sobre nuestros hombros, hay muchos que pretenden manejarnos con el engaño y con la violencia. Nosotros, frente al engaño y frente a la violencia, impondremos la verdad, que vale mucho más que eso. No queremos que nadie nos tema; queremos, en cambio, que nos comprendan. Cuando el pueblo tiene la persuasión de su destino, no hay nada que temer. Ni la verdad, ni el engaño, ni la violencia, ni ninguna otra circunstancia, podrá influir sobre este pueblo en un sentido negativo, como tampoco podrá influir sobre nosotros para que cambiemos una dirección que, sabemos, es la dirección de la Patria.
Sabemos que en esta acción tendremos que enfrentar a los malintencionados y a los aprovechados. Ni los que pretenden desviarnos, ni los especuladores, ni los aprovechados de todo orden, podrán, en estas circunstancias, medrar con la desgracia del pueblo.
Sabemos que en la marcha que hemos emprendido tropezaremos con muchos bandidos que nos querrán detener; pero, fuerte con el concurso organizado del pueblo, nadie puede ser detenido por nadie.
Por eso deseo aprovechar esta oportunidad para pedirle a cada uno de ustedes que se transforme en un vigilante observador de todos estos hechos que quieran provocarse y que actúe de acuerdo con las circunstancias.
Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y control para poder realizar la tarea, y neutralizar lo negativo que tienen los sectores que todavía no han comprendido y que tendrán que comprender.
Compañeros, esta concentración popular me da el respaldo y la contestación a cuanto dije esta mañana.
Por eso deseo agradecerles la molestia que se han tomado de llegar hasta esta plaza. Llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo, en que el pueblo trabajador de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires me trae el mensaje que yo necesito.
Compañeros, con este agradecimiento quiero hacer llegar a todo el pueblo de la República nuestro deseo de seguir trabajando para reconstruir nuestro país y para liberarlo. Esas consignas, que más que mías son del pueblo argentino, las defenderemos hasta el último aliento.
Para finalizar, deseo que Dios derrame sobre ustedes todas las venturas y la felicidad que merecen. Les agradezco profundamente el que se hayan llegado hasta esta histórica Plaza de Mayo. Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino”.