La situación económica y social en los barrios populares de Argentina es cada vez más preocupante. Muchas familias se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad, con dificultades para acceder a alimentos básicos. En el barrio La Loma, en Vicente López, se encuentra el almacén de la cooperativa de trabajo Ahorremos Juntos, que busca ofrecer productos de segunda y tercera marca a precios accesibles. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de esta iniciativa, la realidad es que cada vez más personas tienen dificultades para alimentarse adecuadamente.
Comiendo una vez al día
Andrea, una mujer de 47 años, relata que durante las fiestas de Navidad y Fin de Año, ella y su esposa solo comían una vez al día. Su cena consistía en un mate cocido hecho con el polvillo de la yerba, ya que no podían permitirse comprar carne ni otros alimentos. Debido a la falta de recursos, están reemplazando la carne por legumbres y comiendo polenta dos veces por semana, a pesar del calor.
La dificultad de acceder a alimentos básicos
El almacén Ahorremos Juntos ofrece productos de segundas y terceras marcas a precios muy bajos, pero aun así muchos vecinos no pueden pagarlos. Los precios de los supermercados tradicionales son inaccesibles para ellos. Karina Bejarano, referente de Barrios de Pie, una de las organizaciones detrás de la cooperativa, explica que hacen foco en ofrecer precios bajos para que la gente pueda comer, ya que no siempre pueden pagar la comida.
Según las consultoras privadas, se espera que la inflación de diciembre sea del 25% al 30%, lo que implica un acumulado anual del 200%. En este contexto, se reducen las oportunidades laborales y los ingresos, lo que dificulta aún más el acceso a los alimentos. Según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, en 2 de cada 10 hogares argentinos se saltean comidas o reducen las porciones debido a la falta de recursos.
Recortando productos básicos
En el barrio La Loma, la venta de lácteos ha disminuido cerca de un 40% y las familias han comenzado a recortar productos básicos. Ya no pueden permitirse comprar queso por kilo, ahora piden solo un pedacito pequeño. Lo mismo ocurre con los fiambres, llevan menos y optan por los más económicos. Muchas personas preguntan si se venden arroz o azúcar sueltos, ya que no pueden pagar el paquete completo.
Andrea cuenta que tuvo que dejar de comprar carne, yogurt y otros productos que solía consumir. Ahora se conforma con llenar su estómago, sin poder darse el gusto de comer lo que le gusta. A pesar de comprar lo más básico y buscar segundas marcas, gasta casi el doble de lo que solía gastar antes.
Los aumentos de precios
Un relevamiento realizado en comercios de barrios populares del Conurbano reveló que los productos de almacén aumentaron un 59% de noviembre a diciembre. La carne aumentó un 47%, y las verduras y frutas un 26%. Los cortes de carne más consumidos son los de menor calidad, como la falda, el espinazo y la picada. En cuanto al pollo, se consume principalmente alitas, carcasas y menudos.
La salud en riesgo
La falta de acceso a una alimentación adecuada tiene graves consecuencias para la salud de las personas. Según un estudio de Barrios de Pie, en los sectores de bajos recursos es baja la frecuencia de consumo de verduras que no sean papa, batata, choclo y mandioca. Además, se concentra el consumo de carnes en los cortes con mayor contenido graso. Esto ha llevado a un aumento del sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes de los barrios populares.
La solidaridad como respuesta
A pesar de la difícil situación, iniciativas como la cooperativa Ahorremos Juntos y otras organizaciones luchan para ofrecer alimentos a precios accesibles en los barrios populares. Además, existen redes y fundaciones que buscan combatir el hambre y la desnutrición en Argentina. Es importante apoyar estas iniciativas y trabajar juntos para garantizar el acceso a una alimentación adecuada para todos.