La evolución del precio de la invernada ha pasado por tres períodos distintos en los últimos tiempos. Después de las elecciones, se generaron expectativas favorables y hubo un comportamiento alcista, impulsado por las lluvias del fenómeno de El Niño. Sin embargo, el clímax se dio después de la asunción del nuevo presidente, Javier Milei, pero luego los precios bajaron debido a que los carniceros no pudieron vender los cortes a 8000/9000 pesos por kilo. Esto llevó a un derrumbe en los precios de la invernada, que actualmente se sitúan en 2100 pesos por kilo para terneros mestizos de buena calidad, en comparación con los 2500/2600 pesos por kilo anteriores, según Juan Pedro Colombo, consignatario del sector.
Colombo también señala que en esta época hay pocos remates organizados, lo que reduce la oferta de cabezas de ganado provenientes de la parición de 2023. En marzo, se espera una oferta con un millón de cabezas menos que en 2022 debido a la sequía y a que los criadores tratarán de retener todo lo posible. Si los ganaderos tienen disponibilidad de forraje y tasas de interés en descenso, buscarán posponer las ventas y aumentar el peso de los animales para compensar las pérdidas de los años anteriores, cuando tuvieron que vender animales muy livianos.
Mayores costos en la ganadería
En cuanto a los precios de las vaquillonas preñadas o las vacas nuevas, se venden actualmente a 600.000/650.000 pesos, con plazos de pago de 30 y 60 días. Esto está un poco retrasado en comparación con la evolución del precio de los terneros, considerando que una vaca gorda bien terminada puede venderse a 500.000 pesos.
De cara al futuro, Colombo estima que la ganadería tendrá buenos precios, pero también enfrentará mayores costos en pesos en las últimas semanas. Entre estos costos se destacan la semilla de pasturas, los fertilizantes, algunos productos sanitarios y los impuestos.
En este contexto, es más favorable para los ganaderos orientar sus productos hacia la exportación, siempre y cuando se mantenga un tipo de cambio competitivo. Por otro lado, se observa una postura cautelosa por parte de los matarifes debido al aumento de las tarifas que afectará a la población, la inflación persistente y el aumento generalizado de los costos de vida de las familias.