Quienes tengan la oportunidad de visitar la tumba del Gral. Manuel Dorrego, padre del federalismo rioplatense, la experiencia les dejará una profunda impresión de tristeza, indignación y orfandad. Es evidente que el estado de conservación y mantenimiento del lugar no está a la altura de la importancia histórica que merece.
El estado actual de la tumba de Dorrego, uno de los caudillos más destacados de la historia argentina, es lastimoso, duele e indigna. El escenario que observaremos no refleja la grandeza de su legado ni la trascendencia que ha tenido, y aún tiene, para la historia de nuestra patria. Por el contrario, se observa un estado de abandono que contrapone de manera dolorosa la imagen de quien fuera un revolucionario excepcional. Evidentemente, no es casual que esto sea así.
En lugar de un mausoleo que rinda homenaje a la figura de Dorrego, nos encontramos con un sitio olvidado por el tiempo, como un mensaje para las generaciones venideras, para aquellos que quieren una argentina grande, insubordinada al poder británico y al centralismo porteñista, nunca descansarán en paz. Las paredes de este monumento histórico deberían resplandecer con un blanco impecable, honrando la memoria de este hombre valiente y visionario que luchó por nuestra independencia y, luego, por la autonomía de la provincia de Buenos Ayres. Fue Dorrego quien impidió la concreción de los planes reaccionarios y liberales de Rivadavia, y su constitución centralista y elitista, donde los pobres no tendrían ni voz ni votos en esa patria chica que querían establecer.
Dorrego, cuyo compromiso con la doctrina federal, que encarnaba los sentimientos del pueblo bonaerense, merece un lugar de descanso acorde a su legado. Su tumba debería ser un símbolo de respeto y gratitud por parte del pueblo bonaerense y de los 13 ranchos que darán origen a la Nación Argentina. Resulta imperativo que el aspecto de este sitio histórico se restaure y se mantenga adecuadamente, para que las futuras generaciones puedan visitarlo y conocer la importancia de la contribución que hizo a la historia de Argentina.
La necesidad de resguardar la memoria de figuras como Dorrego es obligatoria, ya que su legado nos confiere identidad, sentido de pertenencia, nos hace argentinos y no cualquier otra cosa. Porque ellos aún están vivos influyendo en la historia y la cultura de Argentina. La tumba de Dorrego no debería ser un lugar de tristeza y olvido, sino un espacio de inspiración y reflexión sobre los valores y principios que defendió durante su vida. Tumbas para el olvido son las que resplandecen por la magnificencia de sus construcciones.
Es crucial que la comunidad bonaerense y las autoridades correspondientes se unan en un esfuerzo conjunto para restaurar y mantener la tumba del Gral. Manuel Dorrego en condiciones dignas. Esto implica no solo la restauración física del monumento, sino también la promoción de la educación histórica y el respeto por los héroes que forjaron nuestra nación. Solamente de esta manera podremos garantizar que la memoria de Manuel Dorrego y su invaluable contribución a la Argentina y nuestro pueblo federal perdure a lo largo del tiempo, y que su tumba sea un lugar que resplandezca con el reconocimiento y la admiración que se merece…sería un camino de inicio para recuperar el federalismo que nos han desaparecido.
Luis Gotte
La trinchera federal
Co-autor de “Buenos Ayres humana, la hora de tu comunidad”, Ed. Fabro 2022