El soldado Ramón Garcés: un héroe de la Guerra de Malvinas
Pensar que aquel 1º de mayo de 1982, a tan solo un mes del desembarco en Malvinas, al soldado Ramón Garcés lo habían dado por muerto luego de volar por los aires durante un furibundo ataque inglés a Darwin. Pero no: gravemente herido logró recuperarse y pese a haber recibido apenas dos clases de capacitación se puso al frente de una batería antiaérea y derribó el avión Harrier que piloteaba el experimentado comandante Bob Iveson. Así, en minutos se convirtió en héroe.
El videojuego que narra la historia de Malvinas
Aquella proeza, a poco más de 42 años de la finalización del conflicto armado en el Atlántico Sur, increíblemente inspiró un videojuego sobre la Guerra de Malvinas que está a punto de ser lanzado y ya es furor entre los gamers. Se trata de La Última Carta, desarrollado íntegramente por los argentinos de El Burro Studio.
En las últimas semanas se generó gran expectativa por el nuevo videojuego que se plantea el objetivo de contar el conflicto bélico y que mostrará las crudas penurias que nuestros soldados tuvieron que soportar para sobrevivir al frío, al hambre y una violenta agresión.
La nueva pieza tecnológica se presenta como “una nueva forma de comunicar la historia”. El tráiler del videogame, realizado con el propósito de homenajear a los soldados argentinos que combatieron en las islas en 1982, se publicó esta semana y en minutos se hizo viral. Generó gran repercusión debido a que está inspirado en las conmovedoras vivencias de un simple pero apasionado conscripto, que en el terreno enfrentó y sufrió todo tipo de carencias y abandonos de parte de muchos de sus superiores como el resto de sus compañeros.
Dentro del contexto de la guerra, el juego tiene como protagonista de la historia a dicho soldado de apenas 18 años, el último sobreviviente de su batallón, que se vio obligado a proteger como pudo a sus colegas caídos. La Última Carta tiene la premisa de contar el conflicto bélico y exponer las atrocidades que los conscriptos se vieron obligados a enfrentar, no solo de parte de las tropas británicas, sino también de ciertos militares propios de alto rango.
Un juego que busca mantener viva la memoria de Malvinas
La Guerra de Malvinas sigue siendo una herida abierta en el pueblo argentino. El tema siempre es delicado, por lo que hacer un videojuego sobre el conflicto puede resultar tan novedoso como polémico. Sin embargo, Hernán Patané de El Burro Studio, relata que se sorprendió por la muy buena recepción que tuvieron de parte de los soldados que pelearon: “Nos entrevistamos con Ramón Garcés con el proyecto para hacer este juego. Obtuvimos doce horas de material propio que se incorporó como registro histórico. No sabíamos cómo iban a recibir el término juego junto al de Malvinas. Pero fueron el propio protagonista y miles de excombatientes quienes nos alentaron a realizarlo. Garcés nos dijo que teníamos que hacerlo porque el interés mayor es que se hable de Malvinas. Que se ponga el tema en la mesa una y otra vez es muy importante ya que él, hoy como politólogo, entiende que la idea de desmalvinizar la conciencia de los argentinos está latente”.
La historia de Ramón Garcés: un ejemplo de valentía y amor
Ramón Garcés es reconocido en todo el mundo por su valor, camaradería y fortaleza de sobreponerse a todo tipo de adversidades, como por ejemplo, comer garbanzos con gasoil derramado por tanques explotados tras ataques ingleses ante la falta de alimentos como de suministros, medicamentos y ropa de abrigo. También por la valiente actitud de liberar a sus propios compañeros estaqueados como castigo y tortura por parte de sus superiores.
Como fue recordado, en el primer ataque inglés a Puerto Argentino se creyó que Garcés había fallecido junto a varios compañeros de su batallón. Por eso, quedó registrado dramáticamente en una lista de soldados NN. Tuvieron que pasar dos años para que recién pudiera cobrar su pensión como excombatiente, ya que antes figuraba como muerto.
Una historia de amor en medio de la guerra
Detrás de la heroica gesta de Malvinas también aparece una gran historia de amor: Ramón durante la guerra recibió una carta de apoyo “sin destinatario” de una de las tantas estudiantes que, conmovidas con lo que les tocaba sufrir a los soldados, les enviaban chocolates, cartas, estampitas y todo tipo de apoyo moral a los argentinos que luchaban en las islas. Una de ellas, Roxana, el 14 de junio de 1982, fue a recibirlo a su llegada a la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea Argentina en Ezeiza, aunque él no lo sabía. Allí se vieron los rostros y se escucharon por primera vez. Hoy, Ramón y Roxana cumplen treinta y ocho años de casados y aquellas cartas que cruzaron forman parte del Archivo Histórico de la Biblioteca Nacional.